¿Qué es una encuesta?
Entendamos la encuesta como una invención de un instante, un error estadístico útil para algunos
Los resultados de una encuesta son un reflejo desgastado de la realidad. Una fotografía. Un selfie del propio investigador. Un sesgo convencional que busca viralizarse e inocularse en las mentes de los demás.
En el fondo, la encuesta mata la realidad. Luego de haberse llevado a cabo la primera, el propio investigador confirmará sus propios prejuicios. Los lectores sumisos no tienen campo para cuestionar.
Por un lado tenemos los sesgos del investigador, cada uno de vuelca sobre el formato de encuesta lo que él cree de antemano saber. ¿Qué sabe él antes de la encuesta? Un conglomerado de ideas que consciente o inconscientemente traslada al momento de diseñarla y aplicarla. ¿Qué sabe él después de la encuesta? Lo más probable es que encuentre lo que andaba buscando. Una profecía autocumplida.
Por otro lado, el fantasma de la objetividad le hace creer al sabio - investigador que la técnica de investigación, encuesta, le otorgará la neutralidad necesaria para considerar conocimiento válido a aquello registrado por ella misma. La encuesta también representa un sesgo. Mostrar algo también es ocultar algo más.
A su vez, aquello llamado realidad solo es una convención, un acuerdo de los gestores del conocimiento: profesores, autores, académicos, investigadores. En otras palabras, la palabra realidad es un concepto, construcción de experiencias, que alude a distintas percepciones y formas de ver el mundo.
Las personas encuestadas responden lo que les place y lo que la encuesta motiva. No debería tomarse tan en serio los resultados de una encuesta. En todo momento hay que contrastar la información recogida.
Una vez realizada la encuesta y difundida ya no tiene valor. Nos referimos a la dinámica de la realidad, sobre todo en los fenómenos sociales, estos son más dúctiles a lo largo del tiempo. Los datos recogidos por la encuesta se transforman solo en pequeñas pistas arrojadas al azar. Es responsabilidad del investigador reformular todo y, de ser necesario, aplicar una nueva.
Se recomienda contrastar los datos no solo con otra encuesta, sino con rigurosos informes alternativos que la complementen y, eventualmente, no le den la razón. Y, desde luego, tal vez lo más importante: apelar a una recolección de datos más profunda, coherente y precisa, de la mano de observación detallada y entrevistas a profundidad.