Condición fantasma
Hay condiciones de nacimiento proyectadas a lo largo de nuestra vida
Durante la primera ola del Covid 19 hubo pánico innecesario en artículos de primera necesidad. La histeria dominó a los habitantes de la capital. Ahora, el pavor prosigue a las fiestas de fin de año respecto a la tercera ola y a la posibilidad de haberse contagiado.
Por un lado centros autorizados de descarte abarrotados de gente y quejas por ausencia de pruebas. Por otro, ciudadanos preocupados por un posible contagio a partir de un relajo en sus practicas cotidianas.
Ya lo hemos mencionado en otro texto, el limeño promedio posterga de manera constante la prevención y su rutina termina imponiéndose sobre cualquier circunstancia. No hay virus ni cercos epidemiológicos capaces de resistir tal ímpetu.
La data estadística indica que la variante Omicrón no es tan mortal como contagiosa. Este dato no es menor dado que puede acelerar la nivelación del contagio y, en esa medida, un proceso de inmunización casi obligatorio.
La preocupación recae en la población no vacunada, la renuencia de grupos anti vacunas y, nuevamente, las características que definen a los ciudadanos de Lima.
Pero sobre todo en el pánico colectivo generado por la información, verdadera o falsa, viralizada vía medios dominantes y alternativos. Si pruebas gratuitas son ofrecidas, no esperemos que los lugares sean poco concurridos. Esa situación genera una paranoia bipolar entre el haberse relajado en los cuidados y el creer que podrías tener el virus.
Entre esos extremos tenemos un resfrío, una tos, consecuencia del consumo de productos congelados a propósito de la estación, estrés luego de dos años de encierro y condiciones preexistentes. Es decir, una serie de síntomas que devienen asertos de una condición, tal vez, inexistente.
No sabes si tienes Covid, pero temes haberlo contraído y la circunstancia actual: pruebas masivas, anuncios oficiales, virales, noticias falsas y más, abonan terreno para un pánico colectivo y confirman un contexto irreal, esto es, no padecer ninguna afección pero creer que sí la tienes.
El colofón de todo lo anterior cae por su propio peso: un posible contagio al intentar descartar o prevenir una condición ausente.