Mensajes contradictorios
Los seres humanos somos contradictorios por naturaleza. Los mensajes también
Notemos las múltiples interpretaciones que levantan de un mismo mensaje una audiencia. Por un lado tenemos al propio orador. El lenguaje utilizado no es convincente, sino temeroso, tibio y dubitativo. No parece haberle dedicado suficiente tiempo a reflexionar sobre lo que dice. A su vez, las ideas no son contundentes. Parecen manifestaciones improvisadas de lo que él cree saber, ignora o alguien le ha dicho.
Por otro lado, la audiencia ya espera la confirmación de sus propias expectativas a través de los mensajes. De modo que la interpretación será acorde sus propias vivencias. Habrá tantas formas de recepcionar un mensaje como receptores en el mundo.
Pronunciar un mensaje no basta para lograr una efectividad práctica. El acatamiento de una orden es multifactorial. Incluso si fuese muy claro, eso no garantiza que la audiencia lo entenderá y menos que lo cumplirá a pie juntillas. El mensaje no es una varita mágica. Creer lo contrario es gozar de entusiasmo excesivo, ingenuidad o amplia desinformación.
Si el mensaje busca transmitir calma no puede limitarse a: Hay que combatir la corrupción o vamos a fomentar el desarrollo y la participación de todos. No hay ideas desarrolladas, ni siquiera un esbozo sobre cómo concretar lo afirmado. Convocaremos a todos los grupos o les pido se organicen, suena más a ruego, desesperación y falta de planificación, que a claridad y firmeza en lo afirmado.
¿Hay una intencionalidad en el mensaje? ¿el emisor confía en su propio discurso? ¿sabe lo que está diciendo? ¿imagina el alcance de sus propias palabras? ¿cree que basta con pronunciar algo para que de inmediato se haga realidad?
La situación se complica si añadimos opiniones divergentes dentro del mismo grupo emisor de mensajes. El líder del partido dice A y el que le sigue dice B. Por si fuera poco, un tercer miembro afirma C y hasta un cuarto D. Ellos mismos confirman ausencia de manejo y solidez
Las contradicciones en la emisión y recepción de mensajes no son exclusivas de la arena política. Cruzan todas las fronteras de diversos grupos sociales y escenarios posibles. Los ciudadanos exigirán claridad a pesar de que ellos mismos no sean claros en su vida. Quienes lanzan un mensaje confían en que este baste y sobre para controlar una situación problemática, a pesar de que desconozcan su potencial.