#ElPerúQueQueremos

https://thehappening.com/nietzsche-frases/

Palabras y acciones

El valor principal es hacer hablar a nuestras acciones

Christopher Rojas

Publicado: 2021-08-16


Los seres humanos han cultivado un gran defecto, por lo menos, en los últimos doscientos años: le hemos dado demasiada importancia al lenguaje y al decir. La importancia concedida al dejar hablar a las frases es mayúscula.

Y con esa sentencia queremos decir que por hablar mucho hemos dejado de hacer. La promesa tiene valor solo si se cumple, de modo que no basta con enunciarla. Mayor valor tiene cumplirla.

Por tanto, el peso debe recaer sobre las acciones, es decir, lo que finalmente hacemos o no hacemos los sujetos. De modo que si decimos algo, eso debe ser la acción. Es por eso que debemos confiar más en un hacer que en un decir.

Como dice el proverbio, las palabras se las lleva el viento y, en ultimo termino, aquellas arrastran a este. Lo que importa es el hacer y no tanto el decir.

El decir, no lo olvidemos, soporta todo. Infinidad de cuestiones pueden ser mencionadas, pero solo unas pocas cumplidas. Y eso no es un problema. El meollo está en hablar demás y hacer poco o hablar mucho en vez de hacer y, en último termino, prometer demasiado para, finalmente, no hacer nada.

Ni siquiera estamos hablando de contradicción, tampoco que algo sea posible o no, sino de concretar algo vía una acción específica. El cumplimiento de una acción no debiera estar supeditado a una expresión.

Al contrario, si repetimos mucho algo, corremos el riesgo de no cumplirlo. De ahí que mejor sería hacer más y decir menos. Dicho de otra manera, que las acciones hablen por nosotros, en vez de pronunciar palabras irrealizables.

El lenguaje por sí mismo carece de valor de cumplimiento. El pronunciamiento de una frase no hará que automáticamente algo tenga lugar. Más bien al contrario, el lenguaje es capaz de vehiculizar una mascarada. Abandonemos la improvisación, el sentimentalismo y la verborrea.

En un mundo caracterizado y plagado por abundante ruido informativo y silencios sospechosos, lo mejor es hacer que nuestras acciones hablen o que nuestros discursos hagan. Tal vez así, los efectos de nuestras acciones cobren mayor sentido, es decir, posean mayores posibilidades de realización. Y permita que nuestras propias acciones sean replicadas por otros.

Finalmente que tus acciones hagan eco de tus palabras, incluso aquellas que ni siquiera has pensado y, mucho menos, pronunciado.


Escrito por

Christopher Rojas

Profesor de la Universidad de Lima. Doctor en Filosofía por la Universidad Mayor de San Marcos. Autor de Sentencias personales.


Publicado en

Observaciones personales

Licenciado en Comunicaciones y profesor de la Universidad de Lima. Doctor en Filosofía por la Universidad Mayor de San Marcos.